“Mi hijo no es capaz.”
Si le tratas como a un tonto se comportará como un tonto . Si le limitas se sentirá limitado y no confiará en sí mismo para superar nuevos retos. No le compares. Haz que se sienta
capaz, anímale cuando caiga y piensa que muchas veces en los
fracasos están las semillas del éxito.
“Mi hijo ya es autónomo , voy a dejarle a ver que pasa.”
Mentira y grave. Sí esperas a ver que pasa seguramente será tarde y tendrás que remar contra corriente todo el año. La autonomía se gana con los años. Los cambios de etapa son los peores momentos para pensar esto.
“Mi hijo es muy poco maduro… es infantil.”
Una verdad como un templo, un niño por definición es infantil. Y un adolescente no será infantil pero seguramente no será tan maduro como un adulto. Esto es más una excusa que una realidad.
“Los profesores y el colegio nos hacen la vida difícil.”
Educar es complicado, enseñar también y aprender más. Aquí no hay ni víctimas ni verdugos. Lo más positivo sería entender todo el proceso como un gran trabajo en equipo, participando colegio, alumnos y familias.
“Ya el colegio le educará.”
Las instituciones educativas siempre han tenido carácter academicista. Si bien esta función ha sido modificada por la demanda de la sociedad moderna, los colegios se vuelcan en
formaciones integrales pero jamás deben olvidar el papel fundamental de la familia en la educación en valores y en el desarrollo de sus hijos como buenas personas. Quizá deberíamos pensar cuánto nos podría ayudar en éste y otros conceptos la conciliación familiar.
Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida. Pitágoras
