El “thinking out of the box” o “pensar fuera de la caja”, también conocido como pensamiento lateral, se refiere a la capacidad de abordar un problema o una situación desde una perspectiva diferente a la convencional. Y yo me preguntaba si esto tiene cabida en el mudo educativo, concretamente entre los encargados de dirigir las instituciones.

Creo que en la dirección de un centro educativo, es fácil caer en la rutina y en la toma de decisiones predecibles. Sin embargo, para poder abordar los desafíos que se presentan en el ámbito educativo actual parece necesario incluir algo diferente para dar respuestas a una realidad cambiante y distinta. Me parece interesante generar pensamientos e ideas que desemboquen en acciones directivas que se salgan de lo común o mejor dicho de lo habitual, de lo que se hace cada curso y que cuesta tanto cambiar, por tanto creo que es fundamental pensar fuera de la caja por, al menos, dos razones.  

En primer lugar, los desafíos a los que se enfrentan los directivos educativos son cada vez más complejos. Desde la implementación de nuevas políticas educativas hasta la gestión de presupuestos ajustados, de forma que las decisiones que se toman pueden tener un impacto significativo en el aprendizaje y el bienestar de los estudiantes. 

En segundo lugar, el pensamiento fuera de la caja puede ayudar a los directivos a encontrar soluciones innovadoras ante problemas o situaciones de nuevo cuño que de otra manera no se hubieran considerado. El ejemplo más reciente “una pandemia”

Entonces, ¿cómo pueden los directivos educativos aplicar el thinking out of the box en su trabajo diario? Aquí dejo algunas sugerencias:

  1. Fomentar la creatividad: La creatividad es un componente clave del thinking out of the box. Los directivos pueden fomentar la creatividad de su equipo proporcionando tiempo y espacio para el brainstorming, alentando a los miembros del equipo a proponer nuevas ideas y perspectivas, y animándoles a asumir riesgos y experimentar.
  2. Cuestionar supuestos: Muchas veces, los supuestos subyacentes pueden limitar la forma en que se aborda un problema. Los directivos deben cuestionar sus propios supuestos, así como los supuestos del equipo, y buscar nuevas formas de abordar los problemas.
  3. Considerar múltiples perspectivas: A menudo, los problemas complejos no tienen una solución clara. Los directivos pueden aplicar el pensamiento lateral considerando múltiples perspectivas, incluyendo la de los estudiantes, el personal docente y los padres de familia. Al escuchar diferentes puntos de vista, se pueden identificar nuevas soluciones y oportunidades.
  4. Ser flexible: El pensamiento fuera de la caja requiere flexibilidad y apertura a nuevas ideas. Los directivos deben estar dispuestos a cambiar su enfoque y abordar los problemas desde diferentes ángulos, incluso si esto significa salir de su zona de confort.

En resumen, el “thinking out of the box” es una herramienta valiosa para los directivos de centros educativos. Al fomentar la creatividad, cuestionar supuestos, considerar múltiples perspectivas y ser flexibles, los directivos pueden encontrar soluciones innovadoras a los desafíos que enfrentan en su trabajo diario. Al hacerlo, pueden mejorar la calidad de la educación que se ofrece a los estudiantes y prepararlos mejor para enfrentar los desafíos del mundo real. Otro día hablamos de como aplicar esta estrategia con nuestros alumnos.

Igual que el pensamiento vertical, el pensamiento lateral es un modo de usar la mente. Constituye un hábito y una actitud mental.

Edward De Bono

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here